Érase una vez… Ay no, no soy buena para los cuentos de hadas, me gustan las historias con un final feliz, pero aquello del príncipe azul que llega a salvar a la princesa… que va!! Mejor les cuento una historia real. Ésta trata de una familia, conformada por María, la mamá, Jorge el papá; Jorgito Jr. Quien era el hijo mayor, Daniel el de la mitad y Laurita, la menor. Todos hacían parte de la familia Camacho Basto. Ellos vivían en Bucaramanga, al menos llevaban unos 20 años haciéndolo, pero de repente, el tiempo los tomó por sorpresa… Jorgito, Daniel y Laurita ¡¡habían crecido!!. Jorgito se graduó del colegio, al igual que Daniel, y decidieron irse para Bogotá a estudiar su carrera profesional. Luego Jorge, el papá, gracias a sus méritos profesionales, logró obtener un muy buen puesto en la capital, al lado de sus hijos.
Entonces así fue, los hombres de la casa viviendo en Bogotá, mientras las dos mujeres… ¡seguían en Bucaramanga! Pasaron tres años separados, con viajes esporádicos para reunirse, pero María se cansó y decidió viajar junto a Laurita, la hijita menor, sin pensar en qué tan fácil ó difícil podría ser conseguir una casa o apartamento justo para cinco personas; en Bucaramanga podían darse los lujos que querían, pero en Bogotá… las cosas eran diferentes. La vida era mucho más costosa. En fin, decidieron no perder tiempo y empezar a buscar un nuevo hogar para poder volver a estar juntos, como siempre habían querido.
Lo primero que descubrieron fue el límite de dinero destinado a la compra de vivienda, contaban únicamente con $600’000.000 que habían sido el resultado de la venta de sus autos y la casa de Bucaramanga, por lo tanto, sus inversiones no podrían pasar de este monto… ¡cosa difícil viviendo en la capital! Pero aun así, María sabía y guardaba la esperanza de poder conseguir un lugar que se ajustara a este valor, sumándole el requisito de tener 4 habitaciones, tiempo de vida inferior a 5 años y ubicación al Norte de la ciudad. ¡Tal parece que era una madre muy exigente!... Iniciaron buscando en los clasificados de periódicos locales como El Espectador y El Tiempo, pero notaron que la información brindad no era muy concisa y clara, así que optaron por buscar activamente en internet, recurrieron a metrocuadrado.com entre otras páginas dedicadas a vender ó arrendar bienes raíz, pues era la manera más fácil y rápida de ver tanto las fotos del inmueble y del sector, como los datos importantes del predio. A medida que buscaban se asombraban cada vez más, pues pocos apartamentos se ajustaban a las tres condiciones esenciales, especialmente a costo límite especificado en un primer momento. Pero bueno, afortunadamente no dejaron que los ánimos se bajaran y luego de conseguir únicamente cuatro, cuaaatro apartamentos en el norte de Bogota, que costaran $600’000.000 ó menos, con 4 habitaciones y menos de 5 años de vida, decidieron averiguar por los barrios en los que se encontraban ubicados los mismos, pues uno quedaba en “La Carolina”, costaba $58’000.000, 180m2, 4 habitaciones, $380.000 de administración y tiempo de construcción igual a 5 años. Dos en “Chicó”, el primero costaba $600’.000.000, 170m2, 4 habitaciones y $600.000 de administración; el segundo tenía un valor de $450’000.000, 189m2 , 4 habitaciones y $578.000 de administración y ambos con 5 años de construidos. Finalmente, el apartamento de “Santa Bárbara”, costaba $520.000.000, 140m2, 4 habitaciones, $400.000 de administración y listo para estrenar. Es entonces cuando acudieron a familiares residentes de la capital, amigos y conocidos, quienes aportaron sus opiniones acerca de las ubicaciones ofrecidas y le permitieron a doña María, obtener una serie de características y datos suficientes para compartir con su familia. Siendo asi, juntos decidieron ponerse en la tarea de visitar uno por uno, los cuatro apartamentos encontrados.
Algunas cosas no les gustaron, otros detalles los fascinaron, los tres barrios fueron bien calificados y en fin, decidieron sentarse todos a charlar sobre las visitas. Evaluaron los “pros” y los “contra” de cada opción, analizaron el precio, costos de administración, facilidad de transporte, diseño arquitectónico, comodidades y funciones que ofrecían los conjuntos y llegaron a organizar una lista del más opcionado al que sería adquirido en caso de no tener más elección, pues querían llegar a negociar los precios para poder ahorrar una parte del dinero con el que contaban o invertirla en algunos arreglos, en caso de ser necesarios.
Finalmente, decidieron reunirse con el vendedor del segundo apartamento de Chicó, pues era el más amplio, buen precio ($450’000.000), contaba con 4 habitaciones y justo los 5 años de construcción que doña María no quería sobrepasar. Acordaron una rebaja y la forma de pago fácilmente, así que no siendo mas, cerraron el negocio, adquirieron el apartamento y.. ¡Justo en este momento deben estar mudándose!... así que les quedo debiendo la parte del “después de”… sólo espero que no tengan queja alguna luego de estar instalados.
Escrito por: Andrea Ordóñez.
Publicado por: Sebastián Rojas.
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